Cuando Bulmaro García se enfrenta a los
controles militares en el estado de Guerrero, al sur de México, los soldados le
piden a veces que cante el himno nacional para demostrar su nacionalidad.
García, un hombre negro de la remota región
de la Costa Chica, siempre se niega y, en su lugar, instruye a los soldados
-generalmente de otras partes de México- en la historia local.
"Nosotros existimos. Estamos aquí.
Ocupamos esta zona. Tenemos una cultura y decimos con orgullo que somos
mexicanos", afirma.
Atribuye la ignorancia de los soldados a la
"clásica discriminación por el color de la piel. [Piensan] que si eres
negro, no eres mexicano".
La población afromexicana lleva mucho tiempo
luchando por el reconocimiento en un país abrumadoramente mestizo en el que se
ensalza el pasado indígena, pero en el que el color de piel más claro suele
reflejarse en el ascenso social y los mayores ingresos.
El censo de 2020, marcó la primera vez que el país contabilizaba a su
población afromexicana, lo que supuso el reconocimiento oficial de un pueblo a
menudo ignorado en el mosaico cultural mexicano. Según este último censo, en México viven 2,576,213 personas que se reconocen como afromexicanas, principalmente en los estados de Guerrero, Oaxaca y Veracruz, y representan 2 % de la población total del país.
"Es muy importante que nos cuenten como
afromexicanos", dijo García, un ingeniero de la comunidad de Cuajinicuilapa.
"Somos afrodescendientes, pero somos mexicanos porque nacimos aquí y
construimos este país".
Desde el inicio de la conquista de lo que
hoy es México, los africanos llegaron junto a los españoles, tanto
voluntariamente como conquistadores - y como esclavos.
Muchos se casaron con indígenas y algunos
afromexicanos han desempeñado papeles destacados en la historia del país, como
el héroe de la independencia José María Morelos y el primer presidente Vicente
Guerrero.
Sin embargo, su historia más reciente ha
sido la de la marginación y el abandono en regiones subdesarrolladas como la
Costa Chica, una zona seca y tropical al sureste de Acapulco.
Cuando el presidente Andrés Manuel López
Obrador visitó la región recientemente, un político local se quejó de las
carreteras inadecuadas, la falta de hospitales y escuelas y los recurrentes
apagones.
"Nuestra historia fue borrada durante
siglos, por lo que la gente piensa que no existimos", dijo Abad Campos
Rodríguez al presidente.
Los lugareños afirman que la lucha por el
reconocimiento comenzó a cobrar impulso antes del 500º aniversario de la
llegada de Cristóbal Colón a las Américas.
Los grupos indígenas no vieron nada que
celebrar, y García dijo que muchas comunidades afromexicanas sentían lo mismo,
ya que "nosotros también fuimos maltratados por los españoles porque nos
trajeron a la fuerza".
"Sabíamos que éramos diferentes de los
indígenas, y éramos diferentes de los mestizos, así que empezamos a luchar por
el reconocimiento".
Muchas comunidades afromexicanas se han
"apoyado" en su identidad por razones sociales y culturales, dijo
Jayson M Porter, candidato a doctor en historia ambiental de la Universidad de
Northwestern, que ha estudiado la Costa Chica.
"La pregunta es: ¿hasta qué punto deben
apoyarse en su identidad por razones políticas?", dijo, y añadió que no
está claro quién cuenta como afromexicano, y qué beneficios puede aportar.
La identidad afromexicana no es sencilla:
muchos se autoidentifican como negros, aunque a otros no les gusta el término y
prefieren afromexicanos o afrodescendientes.
"Hay gente que dice que no le importa
que le llamen negro, pero depende de cómo lo digan", dice Yolanda Camacho,
miembro de la Colectiva de la Costa de Oaxaca Ñaa 'Tunda, ya que ñaa 'tunda
significa "mujer negra" en la lengua mixteca.
"En la palabra 'afromexicana' están
todos los nombres de autodescripción que nos damos".
THE GUARDIAN